Llegó al Mangal con su hermano Silvestre, quien pronto se fue al otro mundo por cuenta de la ecuación recta + velocidad - reacción = una vida al más allá. Zorro en cambio estuvo entre los del Mangal hasta el sábado 4 de enero, fue el mayor de la jauría varios años, le calculamos unos 15, con nosotres 12, fue paria que llegó de cualquier parte y aquí encontró su hogar hasta que las tripas por fuera no le dieron tregua al dolor y por compasión le pusieron la inyección del más allá.
La partida del Zorro me ha dado la oportunidad de estar más cerca de los otros perritos pensando en la vida y en la muerte, la vida, porque Akira y Django a pesar de nuestros intentos por resguardarla se la han pasado en la tarea de crear vida los últimos 2 días y en la muerte por el difunto y por la amiga enferma del hígado que busca similar tratamiento.
¿Qué haría yo en el caso de ser insuficiente para mi misma?