Apegarme a los objetos es de las cosas mas tontas del mundo y sin embargo recuerdo con cariño el momento exacto de por que están a mi alrededor la mayoría de ellos y como o porque llegaron a donde están, soy cositera, que llaman.
El pocillo de M, en el cumple fue el golpe maestro de quien sabe quien o porque, así que se refundió el pocillo y desde ese momento me puso a pensar en lo jarto que es cuando pasa, que las cosas cojan camino, así como cuando hay que cantarles para que aparezcan, al estilo mi mamá.
Tal vez cante a mi pocillo maricón a ver si vuelve, lo escogí para mi en el colsubsidio de santa isabel, por el me hizo pagar la gana la cajera y todo, el click contra el andrés santandereano de ecopetrol; me da sonrisa eso del pocillo de bandera porque justo uno o dos días antes vi uno que me gustó y no lo compré por que ya tenía un pocillo.
Y para que tanta cosa... si al final se perderán todas; cósmicamente se me ocurre que en ese momento en que vi "el nuevo", el otro decidiera irse; extraño la navaja con linterna que era un hit y el llavero de madera con mi nombre que hizo el papá de la chica de los ojos claros.
También se fueron el pantalón de la vaca y la toalla de los 101 dálmatas que había comprado en la paz... se han ido libros y cobijas, ayyy del pantalón de bon jovi; chango, porqué pasa que las cosas cojan dueño, que se vayan, desaparezcan, como algunas personas.
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