Eso decía mi papá que le decía yo de niña cuando no sabía pronunciar mi nombre; mi primer recuerdo de el en cambio, fue verlo gigante, bajando un carrito azul de la cabecera de la góndola en el ley de la 23 con séptima.
Siempre he pensado que ese carrito fue un regalo estupendo para mi primera infancia, para mi vida toda; también fue entrar al jardín en Teusaquillo donde en la ruta Land Rover la monitora me llevaba en brazos mientras pasábamos bajo los puentes de la 26.
¿Selló mi destino ese ínfimo suceso matinal?
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