26 de octubre de 2006

cero y van dos

Bueno, me cambié de casa, ahora vivo virtualmente en éste lugar; como son los cambios… a mi sobrina por ejemplo, le molestan mucho, el día que llegó a casa y vio que había cambiado el color de las paredes, le dio uno de sus ataques rabiosos; ¿Cómo era posible que la casa no fuera como ella la había dejado? Finalmente se acostumbró.

A mi de cuando en vez me pasa lo mismo, no me gusta que las cosas cambien, quisiera por ejemplo que la vida se mantuviera en su propia línea o más que en su propia línea, en la imaginaria que yo le voy trazando, pero son inevitables los cambios, a veces por razones propias, a veces por razones externas…

El caso es que aunque me haya resistido en principio, ahora hasta me siento alegre, como dicen por ahí, los cambios fortalecen el espíritu y sobre todo, en éste caso, me dan la posibilidad de recibir comentarios y de poner mensajero.

Los cambios se precipitan en mi vida, como las olas, que a veces traen algún mensaje embotellado de amores que se extravían; los cambios van marcando las nuevas rutas que han de seguir mis pies.

Bienvenidos sean pues los cambios, los de ahora, los de antes y los del futuro, que si no los hubiera, no habría evolución.

1 comentario:

Andrea dijo...

Cero y van dos... comentarios míos el día de hoy! jejejejeje.

Ahora es blanquito como la nieve... ya pondremos tu mensajerito :P

down town abbey en tarde lluviosa de sábado

Hace raaato no me daba una tarde de sábado como la de hoy, con ginger y papitas de paquete, me he vuelto más juiciosa para comer, sobre todo...