Ahimsa es el principio de la no violencia, probablemente el que más he buscado inspirar en mi vida permeada por los cinco del surat shabda yoga, (ahimsa, verdad, castidad, amor y servicio), hoy escribo sobre la no violencia como parte de mi camino espiritual en el marco de la conmemoración del 25N, una fecha importante para la humanidad, desde el día en que la UNESCO la instauró en memoria de las hermanas Mirabal.
Me prometo reparar estas faltas en mi misma; dejar de criticar y más bien animar el cambio; de verdad evitar el chisme, cambiar juzgar por comprender, pasar de la cólera a la risa, ¿argumentar tiene antónimo? dejar de hablar tan duro, ser apacible en vez de irritable, bendecir por blasfemar, el lenguaje y los actos profanos remplazarlos por recato y buenas palabras, debo a toda costa evitar herir los sentimientos de otras manifestaciones de vida, decía mi hermana que la venganza se sirve fría y lo mejor es no vengarse, así que eso, estaría muy bien, evitar pensar en revanchas, porque siempre se devuelven, preferir no sentir celos porque cuando los siento todo termina mal, me cuesta esto de los caprichos dejarlos sería estar más cerca de la perfección espiritual, en general vivir sonriente me gusta pero no siempre logro hasta ahora, evitar el mal humor, la tristeza convertida en melancolía son también formas de violencia encapsulada, cuantas veces en mala voluntad, como entiendo ahora a mi madre en el tema de los platos, tal vez si me hubiera tratado con amabilidad al pedirme que los lavara, aflora el resentimiento que de inmediato se diluye en perdón por un tiempo pasado que ya se ha ido, como ella. tantas faltas por subsanar en el camino a la espiritualidad.
Este año, como hace varios no lo hacía, fui a la marcha de las mujeres por una convicción profunda de ser humana, haciendo mi parte como mujer lesbiana por hacer notar la violencia en contra de las mujeres, en todos los ámbitos de la vida, claro desde mi pequeña poltrona de gracia y fortuna, fue todo un proceso sobreponerme a miedos tan tontos como la lluvia o la inseguridad del regreso que siempre han sido mi talón de Aquiles de salir a la calle.
Empezó la tarde en un buen presagio cuando nos encontramos con la amiga M que iba redoblante al hombro para la plaza, yo le dije que por muy feminista que me crea no me quería mojar, ella estaba empapada de euforia y un poquito me hizo sentir agua tibia, nos separamos en la entrada a mi casa, ella siguió con su prima para la plaza, yo me refugié en mis pensamientos de gripa y chaqueta.
A las horas hablé con la editora que pegó para mi casa, nos encontramos con su amigo pasadas las 5 y bajamos a santa fe, estando ahí hubo una explosión amorosa con el encuentro del muchacho feliz, algunas caras mayores y conocidas que vinieron a saludar y fue bonito, empezaba mi conmemoración entre las mujeres trans y las que ejercen prostitución, entre las locas disidentes y los recuerdos infantiles de las violencias que como mujer viví en ese barrio durante mi infancia.
"hp, hp, hp, nosotras no parimos tombos..." y mi corazón se llenó de Simran, la repetición de los nombres sagrados, en una cosmogonía de planos y Dioses de las quimeras, pero claro, criticar también es violento, leyendo para escribir este artículo, vino a mi vida un concepto que practico, pero no sabía que existía formalmente, la CNV comunicación no violenta, un fenómeno estudiado por un señor Rosemberg. que tiene tres puntos clave, auto empatía, empatía y comunicación honesta, quiérete, quiere a otros y expresa lo que necesitas y lo que esperas recibir de manera clara.
El final de mi recorrido llegó en la hoja, cuando los modelos de dominación y exclusión se perpetuaron en medio de discursos que hablaban de lo opuesto, me dije que todes vamos en camino por nuestra propia senda, emprendí el regreso a casa, sola, de recuerdo una fotito que me hizo sonar el mango.