8 de junio de 2016

el último satsang de laurita

me contó de niña cómo llegando de los robles fue por primera vez al sat sang en el bosque de pinos, como desde ese mismo momento y por tener una revista de sant bani en la mano, se hizo sevadar en la cocina, yo me acuerdo de ir con ella al satsang y sentarme en su regazo, me acuerdo de los bayaneros con forro de cartulina, primero azul, luego amarilla, de ella en el satsang de niños, enseñando bayanes, cantándolos, repitiendo oraciones con las manos juntas y los ojitos cerrados, contando historias como la del monarca que se fue con las manos vacías... aunque ella se las lleva llenas, de todo el amor que nos dio, como ella misma decía el amor no se divide, se multiplica y ella era la máxima potencia.

tuvo muchos nombres mi mamita, huesitos le decía yo en sus últimos momentos, que fueron duros y llevó con la corteza del roble, muchos le decían doctora, y la extrañarán por sanadora, con sus grandes conocimientos en el arte de curar, de eso decía que un verdadero doctor es capaz de curar con agua y  ella a muchos sanó solo con verla o hablarle, les quitaba las dolencias, con todo lo que tenía a su alcance, con todo lo que leía y analizaba, con todo lo que aprendió en su importante camino, de minerales, flores, gemas, masajes y pinchazos, siempre recuerdo su cuento de los médicos en china, que tenían unas rayitas en la puerta para indicar que pacientes se les habían ido y el que tenía una, era porque había empezado la consulta ese día...

y se toteaba de la risa, que era así la doctora lechuza, con esas carcajadas suyas, para decir con humor las cosas mas duras... lechuza, porque le chuza todo lo que encuentra.

le decían laurita por ese pequeño tamaño que tenía entre la cabeza y los pies, pero que caracter, el de laurita, que a muchos les parecía una gran guerrera, organizando todo tan minuciosa, fue mi madre un faro en éste mundo, amó al maestro y sus enseñanzas tanto cuanto se puede amar y más lo de éste mundo, pero ella venía de otro mundo, al cual quiso volver desde siempre, con esa forma de ser, tan amorosa, tan servicial, tan llena de vida, me decía que no podía creer cuanto había tocado a la gente, que siempre la recordaba como una luz en su camino, y es que hasta el mas humilde algo recibió de ella, que todo lo daba sin pensar en si misma... los médicos somos como los gatos decía...

pero no solo curo, también enseñó y semana a semana fue y vino de kirpalamar, con su profunda convicción en el Maestro, viajó un montón y me dejó eso de legado, que mas aprende una andando que quedándose quieta.

responsable hasta la médula, como el sábado pasado, que fue a su último satsang, la alce, para subirla al carro, para ponerla en la silla, prácticamente no podía moverse, pero allá estuvo, sin hablar, teniendo apenas un alito de vida en el cuerpo, allá estuvo, pendiente de todo, como la mayor parte de los sábados de su vida, como su vida dedicada al sendero, a vivir sus enseñanzas, a compartirlas, a meditar las horas de las horas, nos deja el listón bien alto, mi mamut que estoy segura ya descansa en el regazo de su amado.































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