me trasvestía de niña, cuando me ponía chalecos y corbatas con las camisas de cuello, me compre los bigotes en la plaza abajo del telecom de la 22, los había visto el día que mi abuelita me llevó al sobandero por un tobillo lastimado en una caida que no recuerdo, mientras pasaba esos dolores salvajes miraba en una vitrina detrás del hombre uno bigotes mexicanos de lo más policía setentero de serie blanco y negro, tenían el precio desgastado pero tenía suficiente para comprarlos, con lo que me sobraba de la sobada y lo hice, me compré los bigotes, que lucí feliz hasta que no se quien me vió y enfadado me los robó, los niños no podemos defendernos de los grandes con los argumentos que con los años he recreado ese momento de otro modo.
me acordé de esto y quise dejarlo escrito.
ps: el post se llama así, por esto:
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