la mujer me gusta, mucho, su cuerpo me hipnotiza, quise con ella formarlo todo, sacarlo todo a flote, pero no ha pasado, no creo que pase, no sé si pase, no se nada, solo un nudo y un en todo caso, volvemos a las andadas, te llamo no contestas, yo fui, tu dijiste, yo nunca dije, mira el whatsapp, ¿para que? tu me colgaste, una rutina de ires y venires que sin propósito la mantienen en mi cabeza, como un aire de algo que huele a hogar que ya se ha ido y me digo eso y no importa porque durmió a mi lado entre sus cobijas, no somos nada pero hay que buscar a toda costa que al menos se mantenga la amistad de los años después de la nefasta idea de que me besara y dijera que me querría, nos empeño juntas sin estarlo y al sentirme junto a sus formas,
se desliza mi mano por su espalda y me pone en conjeturas terminadas en llanto, no me ama, no la amo, ¿la amo? amo a todas quienes han compartido mi cuerpo, mi beso, mi mano sobre su piel desnuda, una piedra, un muro, un desgarro, nos separa un abismo y nos une ese pequeño misterio de ser amigas y no ser nada, irnos conociendo por el camino con los disgustos que eso trae, con las risas, con las promesas que nacen en la intimidad de un todo posible y no se cumplen, sistemáticas, asesinas del se puede, no se sabe cómo, el misterio del narrador en la película de shakespeare, es el ruiseñor aún llega el zorzal quien nos dará más tiempo en el abrazo, mientras la calle silencia el paso de la muerte, la ignominia, mientras se arrebata de mi pasado la pantalla, mientras no hay consuelo... si me amara. Amanezco sola en mi cama y sonrío, yo soy un día feliz.
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