están juntas en la paz de los justos mi madre y mi abuela a la curva de un camino junto a un arbusto, en los jardines del recuerdo, en la referencia Q3-36, allí fuimos a visitarlas mi tia favorita, su marido y yo, para conmemorar con ellas el día de la madre, así, armados con una jarra y unas tijeras diminutas nos dispusimos a cortar el pasto y con agua y jabón adecentar la lápida.
En eso estábamos cuando se acercó un hombre a ofrecernos sus servicios de "dorar" las letras y poner extra tierra sobre el espacio un poco hundido (por la sedimentación natural de la tierra) donde se encuentran mis mayoras. yo tal y como aprendí de mi hermana le dije que le agradecía pero no me sentía interesada por su servicio.
Pues en el pensamiento de g esas cosas las debe hacer una misma, por quienes ama, al poco vino un segundo hombre a ofrecer lo mismo, mi tía le prestó oído y decidió que era un buen regalo para las chicas, acordó un precio y ya empezaron a trabajar ambos hombres, al que le habíamos dicho que no y al que le dijimos que si...
a mi no me gustó que la quitaran de su sitio, pero ya entradas en gastos, pasar la fiesta en paz... al rato empezó a llover, por lo que me pidieron una sombrilla, que les traje súbito, nos dijeron que esperáramos entre el carro mientras ellos terminaban y allí nos sentamos a esperar el resultado, pero nada, los vimos moverse con lapida y todo hacia un árbol y pensamos que allí se guarecerían de las gotas celestes en aumento.
pasó el tiempo casi una hora y no volvían los ofrecidos, así que me impacienté y fui a buscarlos, ni rastros de ellos, de la sombrilla y sobre todo, ni rastros de la lápida, de inmediato pensé en Pablo Escobar, que robando lápidas había empezado su carrera delictiva.
Di vueltas por aquí y por allá sin ver a los humanos y al encontrar un cortapastos uniformado del cementerio, le conté el cuento de los hombres, de la lápida y las letras doradas, palabras más, palabras menos, dijo que el error era haber contratado personas externas al parque, pasaban los minutos y la situación no cambiaba, no lapida, no manes, no solution.
Apremiaba el tiempo para irme a cota a recoger los niños,cuando me dice mi tio que vayamos a quejarnos pero yo pienso en mi corto tiempo y en lo inútil del alegato, decido poner pies en polvorosa, vuelvo un día con tiempo y digo en el parque que se perdió la lapida sin mencionar a los pintores y de pronto no tenía yo que volver a comprarla, pensé.
Me quedo atravesado el tema de la lapida perdida en el día de la madre, hasta ayer, que cogí valor y fui a ver que o que y en el camino pensando como le iba a decir a mi hermana que haciendo algo que a ella no le parecía se me había refundido la lápida de la tumba de nuestras familiares, fatal,,, mejor recomprarla y hacerme la pendeja.
no mas llegar, me entregan con la tarjeta del parqueo un papel que dice que lo que hice no es buen plan y yo, cogida del techo, rumbo a la parcela de las mujeres de mi vida, y que creen... ahí estaba hasta con sus flores del día de marras ya mostrando síntomas de vejez... pero vivas, y la lápida puesta ahí, sobre su tierrita, común y silvestre... entonces. sonreí y fuí un día muy feliz.
En eso estábamos cuando se acercó un hombre a ofrecernos sus servicios de "dorar" las letras y poner extra tierra sobre el espacio un poco hundido (por la sedimentación natural de la tierra) donde se encuentran mis mayoras. yo tal y como aprendí de mi hermana le dije que le agradecía pero no me sentía interesada por su servicio.
Pues en el pensamiento de g esas cosas las debe hacer una misma, por quienes ama, al poco vino un segundo hombre a ofrecer lo mismo, mi tía le prestó oído y decidió que era un buen regalo para las chicas, acordó un precio y ya empezaron a trabajar ambos hombres, al que le habíamos dicho que no y al que le dijimos que si...
a mi no me gustó que la quitaran de su sitio, pero ya entradas en gastos, pasar la fiesta en paz... al rato empezó a llover, por lo que me pidieron una sombrilla, que les traje súbito, nos dijeron que esperáramos entre el carro mientras ellos terminaban y allí nos sentamos a esperar el resultado, pero nada, los vimos moverse con lapida y todo hacia un árbol y pensamos que allí se guarecerían de las gotas celestes en aumento.
pasó el tiempo casi una hora y no volvían los ofrecidos, así que me impacienté y fui a buscarlos, ni rastros de ellos, de la sombrilla y sobre todo, ni rastros de la lápida, de inmediato pensé en Pablo Escobar, que robando lápidas había empezado su carrera delictiva.
Di vueltas por aquí y por allá sin ver a los humanos y al encontrar un cortapastos uniformado del cementerio, le conté el cuento de los hombres, de la lápida y las letras doradas, palabras más, palabras menos, dijo que el error era haber contratado personas externas al parque, pasaban los minutos y la situación no cambiaba, no lapida, no manes, no solution.
Apremiaba el tiempo para irme a cota a recoger los niños,cuando me dice mi tio que vayamos a quejarnos pero yo pienso en mi corto tiempo y en lo inútil del alegato, decido poner pies en polvorosa, vuelvo un día con tiempo y digo en el parque que se perdió la lapida sin mencionar a los pintores y de pronto no tenía yo que volver a comprarla, pensé.
Me quedo atravesado el tema de la lapida perdida en el día de la madre, hasta ayer, que cogí valor y fui a ver que o que y en el camino pensando como le iba a decir a mi hermana que haciendo algo que a ella no le parecía se me había refundido la lápida de la tumba de nuestras familiares, fatal,,, mejor recomprarla y hacerme la pendeja.
no mas llegar, me entregan con la tarjeta del parqueo un papel que dice que lo que hice no es buen plan y yo, cogida del techo, rumbo a la parcela de las mujeres de mi vida, y que creen... ahí estaba hasta con sus flores del día de marras ya mostrando síntomas de vejez... pero vivas, y la lápida puesta ahí, sobre su tierrita, común y silvestre... entonces. sonreí y fuí un día muy feliz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario