viernes santo y no tanto

tengo las uñas largas... que en mi caso siguen siendo cortas, las de la mano derecha limpias, las de la izquierda con algo de mugre, escucho de fondo una historia sobre Mandela, mientras apropio sus temas de paz y no violencia, pienso en ahimsa, el nombre de ese principio en India, como las semillas del mango, que se llaman distinto dependiendo del territorio donde se encuentren, el mismo en mi corazón, y sin embargo tan violenta, tan de distintos modos a veces sutiles violentada y violentadora, en esa masa inflamable de enojo, solución, llenarme de corazones por todos lados, para mitigar las rabias, suspirando por tantos otros que de verdad se han dejado llevar por sus iras, de mi país envuelto en llamas, es aquella mágica lucha de hacerme la persona que soñé ser el día que muera, pasada la semana, siendo las 3:15, hora de meditar mas bien, vuelvo y escribo, ya todas pensadas y revisadas sus vidas por face, chu no llamó y de ella no puedo saber nada, ya me corté las uñas de las manos y la mitad de las de el pie izquierdo, puede ser que para el domingo haya terminado la tarea de ordenarme el cuerpo, que esta semana ha disfrutado de sagrado reposo y meditación, vuelvo de un momento de recogimiento para decir que el mundo se ve bien en las pantallas y cuando se trata de tomar decisiones de la vida, me las tomo con calma. que será de su vida sin mi amor, y sonrío, porque se que viene uno intenso y largo.
mañana, mañana, mañana y es hoy, que me levanto temprano y pongo en orden la cama y me baño y cepillo y como y escribo, como la maquina que raras veces soy, pero cuando hay que, se hace simple, como el venir y el irse de la ola con burbujas, en que andará f? silencio de madrugada, la tranquilidad hecha hogar.

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