La mañana despertó con el compromiso de resolver el problema de la tarjeta de operación, así que me fui al Simran y a las maromas brujiles, a la salida del trasmi me encontré a una señora que vendía chucherías en un carrito, antes trabajaba planchando en la casa de unas señoras, por una paga que me pareció muy mala, me contó también otro montón de labores generales mientras yo, fumaba y tomaba uno de sus cafés, la invité a votar por la candidata.
Lo que me vino después fue candela pura, pero antes de ambas cosas, dos perritos negros se acercaron a saludarme cuando bajaba las escaleras hacia la plaza, fue un momento zen de madre naturaleza, que incluyó a un hombre que me cedió su puesto en el trasmi, los tres encuentros muy convenientes para resistir pacíficamente la agresión de la persona que atendía el mostrador en la empresa transportadora, lo hizo de una manera muy necia, tanto que escribiré una carta.
Volví a casa y me fui perfumada con la idea de jugar bolirana después del laburo, el plan era con la guapa, pero vueltas dio la vida, incluyendo una caída de espalda desde el sipt a la acera, pude levantarme sola y solo me duele el brazo, los planes de a las 9 nos vemos cambiaron con operativo de última hora y caminada nocturna sola con maps buscando el lugar del encuentro, que por aplicación daba en otro lado, lo gracioso del tema fue que duré parada en la esquina los minutos que consumieron 3 uber en cancelar, se resolvió con un grito de 1587 en un local a unos 30 pasos de donde yo estaba.
Mañana viene la candidata... sonrío antes de ir al Homecenter.
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