9 de noviembre de 2008

Ar'tículo de semana

¿Cuál revolución?

Su primer contacto con el jefe guerrillero ocurrió a comienzo de 2007, cuando debió mediar por la vida de uno de sus ocho hermanos a quien señalaron de ayudar a los paras. Su pesadilla no volvió a asomarse hasta el 3 de octubre de ese mismo año. Ese día cumplió 18 años. Le organizaron una fiesta, hubo sancocho de gallina, torta y mucho charuco, una bebida embriagante propia de la zona. Sara vistió con orgullo el jean azul y la blusa que su mamá le regaló. Recuerda que estaba feliz, su meta era ser normalista y dedicar su vida a la enseñanza de los niños de su vereda.

A la media noche acabó la fiesta. Todo era silencio y algunos estaban dormidos, pero Sara, como siempre, aseaba la casa, esa era su obligación. Su mamá y sus hermanos mayores se dedicaban a cultivar y vender las frutas que cosechaban.

Entre la maraña del monte apareció la silueta del terror. Una docena de hombres armados llegaron a la finca buscando a Sara. Tumbaron todo, golpearon a su mamá y redujeron a sus hermanos. La adolescente estaba horrorizada. La sacaron a empujones, amarraron sus manos con guasca, una especie de cabuya, y la hicieron caminar durante tres horas por la selva. Con ella iban otras dos mujeres a las que identificó como María y Olga, dos afrocolombianas que vivían en la vereda. Nunca pudo hablar con ellas, sólo recuerda que horas después las vio con tiros de gracia en la cabeza. Luego se enteró de que fueron violadas y asesinadas porque las acusaban de tener novios paracos.

Cuando llegó al campamento lo primero que vio fue a un hombre flaco y barbado: era 'Rincón'. Él la gritó: "Usted se lo buscó" y ella lo escupió en la cara. De un manotazo el guerrillero rasgó la blusa que le regaló su mamá y la desnudó por completo, luego la violó. Horas más tarde, 'Rincón' le habló al oído. "Me pidió que fuera su mujer y que me quedara con ellos en el monte", además le ofreció las jugosas ganancias que recibe del negocio de la coca. Sara respondió indignada "Prefiero estar muerta". Casi lo logra. 'Rincón' dio la orden de amarrarla desnuda a un árbol donde los guerrilleros la pateaban y golpeaban con sus fusiles y la violaban. Esos vejámenes se repitieron durante ocho noches continuas.

Ella no sabe con certeza cuántos hombres la ultrajaron. "Me sorprendió que las guerrilleras me gritaban que eso no era nada", recuerda. Sólo una de las subversivas se apiadó y le propuso escaparse, pero Sara no aceptó porque sabía que aunque lo lograra, su familia pagaría el precio. Al octavo día su mamá convenció a 'Rincón' de liberarla y en canoa la llevó a casa. En la madrugada huyó hacia otro pueblo, allí se escondió por varios meses, hasta el pasado 25 de agosto, cuando llegó a Cali y se puso en manos de la Defensoría del Pueblo del Valle, allí tramitaron su protección y la de su familia. Cuando 'Rincón' supo que se había ido de la finca, amenazó a su hermanita Ana, la virreina. También le toco huir. Hoy las dos viven en un barrio de invasión en Bogotá y no pasa un día en el que Sara no recuerde los ocho días de horror que vivió por cuenta de las Farc.

*Nombre cambiado por seguridad


Este artículo apareció en Semana, me fue enviado por alguien a quien quiero mucho, y gracias a el tengo el gusto de decirle a mi amada que si, que tambien se e gente como ella que ha sufrido cosas terribles a causa de las guerrillas y que mi problema en la vida no es con paras o guerrillos...

lo mio es en contra de todas las violencias, vengan de donde vengan.

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