4 de julio de 2012

matoneo


no se cuantos encima mío, una sensación horrible de ahogo y mi fuerza sobre todos ellos, a puño, patada y mordisco, quitándomelos de encima... luego el manoseo, el morbo, A mostrándome el pipi detrás de la cafetería, quería que le mostrara lo mío si no era rara, le mandé a mi primo...

marimacho, me lo dijeron tantas veces, tan cruelmente, recuerdo ese rubor, esa rabia, ese llanto contenido de no dejarte, de ser mas fuerte, de ser, a pesar de todo...

su mano y mi mamo, la imagen más hermosa de mis recuerdos, ella dejándose guiar por mi, mi amor, mi mujer del pasto y las piedras y los palitos y las hojas del árbol como plato, las papitas de kellogs.

después de esa primera infancia no volvió, siempre me pensaron macho en muchos lados, y tanto que quise de niña ser un niño y tanto que me parecía que la vida es mejor para los hombres...

la marcha me costó por eso, fui, por el tema, por lo que me toca y me tocó la ronda infantil y el recuerdo que hoy relato y del cual se enteró mi madre solo el domingo, nunca nadie se lo había dicho a nadie, me lo recordó la marcha.






y se siguió y se sigue, que la vida es una rueda gigante de nacimientos y muertes, como tantas veces me dijo el santo.

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down town abbey en tarde lluviosa de sábado

Hace raaato no me daba una tarde de sábado como la de hoy, con ginger y papitas de paquete, me he vuelto más juiciosa para comer, sobre todo...