8 de diciembre de 2012

La calle

me acuerdo de los tiempos del bertrand, en que nos ibamos de un lado al otro en buseta los días que salíamos de rumba y a la hora que fuera noche o madrugada terminabamos en casa de alguien divertidísimos oyendo merengue y rock en español, caminando también largas distancias en grupo, bebiendo vino casa del rin, cantando y toteados de la risa, tiempos en que no tenía ni los 18, en la u me dio mi madre a la amenaza azul, razón por la cual volvía a casa antes de las 9 los viernes y no me bebía un trago, una que otra salida tuve, como esa de disco fuego que aún tengo en la cabeza o la de j con el gorro de limpiar los vidrios puesto... del perrón.
de 11 al viaje after u fui abstemia, salía a los lugares de la 82 y tomaba los cocteles zanahorios o mi amada ginger, o a esos de parís, de estocolmo, de milan, de gotemburgo, de britain, comprando cocacola, mas cara que el vino... me arrepiento de eso.
volví al alcohol en gotemburgo en un viaje posterior, cuando con las amigas de mi hermana me iba a buscar mancitos ellas por ahí a los bares de madera y barra... preciosos lugares muy chic y yo siempre tan como soy de hongo... de ahí en adelante fue una sola rumba, aquí en bogotá, con s un poco, con j, con el compa de ese tiempo, el cucuteño, los días de la calera, de los after, los días de aprender a hacer cosas que antes no hacía.
cuando llegaron las mujeres, también fue rumba, ningunas como aquellas de los tiempos deg, todas concentraditas, todas dispuestas. capitulo aparte de las callejeadas con f, ahora con sm, como anoche, que me hizo acordar de la calle, me sonrío, hoy es un día feliz.


No hay comentarios.:

La sandía y los aguacates

Hace años, cuando fui a visitar a mi hermana a Gotemburgo, me admiré de ver cuantas frutas y verduras eran importadas, en ese tiempo años 80...