2 de abril de 2017

del centro al salitre en guasca

hoy fue una de esas madrugadas de recoger meseros en guasca, un camino de asfalto, lluvia, silencio y recuerdo por ser el sitio al que la llevé esa noche inolvidable, la misma senda por la que conversamos lo divino y lo humano, la quise tanto esa noche interesante.
desde el día en que la lluvia me mojó la camisa blanca no la veía, aunque fui a la obra sabiendo que estaría, cuando salió a escena (que fue solo un ratico) se me detuvo el corazón, al final cuando la gente estaba por todos lados, pasé al lado de su hija y no dije nada me di cuenta a penas y aunque pensé saludarla, dejé así.

Dejar ir es dejar venir, dicen, y hasta cierto resulte, pos la cereza del postre fue que esperando a las del baño, me saludó la niña de los cachetes que al parecer ha bajado de peso por que se dejó con la chica con la que andaba, me sonrío y  un poco me relamo, aunque ya sabemos como son las cosas en mi corazón confundido y esperanzado, que nunca esta en un solo lado, al fin y al cabo, ya pa que.

hablando de paqués, la llamé a chu, que al fin contestó y fuí feliz muy feliz de hablar con ella un rato.


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