30 de septiembre de 2017

1

desayuné leyendo a P en su nuevo blog, mientras la montaña está cubierta de neblina, mientras pitan en la quinta los carros, mientras mi vida es paz, llevando escolares de un lado para otro, simple y armoniosa, me siento a ver videos de años a, en los que enmarco testimonios que me han movido por dentro, como saber que la susodicha conoce ahora un mundo desconocido y mejor, me hace feliz de un modo universal y profundo, como de despertar.

es tiempo de resumir, de ver el canto, de atesorar momentos y convertirlos en palabras, en signos, en cartas de navegación para generaciones futuras, no tengo hijos, no tengo pareja (aunque ame con todo mi corazón a cada una de ellas) no se que me depare el futuro y sin embargo pretendo enmarcar mi opinión, mi ojo allí eterno, en imágenes compresibles para las demás personas, sin ataduras, libre como el día en que... me repito.

ahora como llevó niños de jardín oigo esto:




No hay comentarios.:

La sandía y los aguacates

Hace años, cuando fui a visitar a mi hermana a Gotemburgo, me admiré de ver cuantas frutas y verduras eran importadas, en ese tiempo años 80...