15 de septiembre de 2008

Reflexión matutina

Voy para el partido de Radiodiversia contra unos blogueros que se hacen llamar, la tengo viva… y en el bus que me lleva al simón bolívar van ocupando las bancas del fondo un par de mujeres indígenas rodeadas de niños y niñas descalzos.
Les ofrezco el paquete de papas que llevo en la mochila y me pongo las gafas negras para que no se me noten los ojos aguados; claro, me imagino a los padres de los niños asesinados en montañas nariñenses y a estas mujeres con sus hijos e hijas en las duras y las maduras aquí en Bogotá.
Se baja la patota con una niña de no mas de cinco años a la cabeza… gritando a la bajada, momentíiico que llevo niños, (como decía mi abuelita cuando me llevaba de paseo por la ciudad)
Entonces, me levanto el lunes a escribir algo para el blog y me acuerdo de las mujercitas alimentando a los más chicos con la pocheca al aire y me persigno, aunque no profese, y me inspiro, pensando que el mundo sería mejor si fuera más amoroso, mas solidario.
Hoy no sonrío.

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