27 de diciembre de 2006

Me Sabe a cacho la fertilidad

Si, al igual que me maman los brasieres, me sabe a cacho la fertilidad; y me sabe a cacho desde que tenía 12 años y me vino por primera vez; en Barranquilla, cuando no me la esperaba y no la quería, me vino tiñendo la ropa carmesí y poniéndome las pochecas duras; no me dejaba dormir pensando en no manchar las sábanas...

Con los años sigue igual y hasta peor, llega cuando no la espero y cuando la esperaba con ansia (tiempos aquellos de zozobra) no llegaba… hijuemadre prueba de que el delito había sido perpetrado sin prejuicio aparente y de nueve meses.

He manchado cuanta ropa, me he quedado mil veces sin toalla y aun recuerdo con dolor el mandingo día en que me la puse al revés… que gueva… y que dolor!!!

Era divertido no saber para que servían los pañales de muñeca, yo sólo agarraba las tiritas y las recortaba, ahora aunque compre muchas nunca son suficientes, porque con alas o sin alas, siempre algún accidente traspasa.

Yo se que es una maravilla científica, que los hijos se acomoden en el útero y semejante combinación de encimas, proteínas lípidos y no se que más los mantenga a gusto y cuidados mientras les llega la hora de afrontar ésta joda.

Pero bueno, como no los quiero a los hijos ni a ella, me sabe a cacho la fertilidad; como diría la que se volvió doctora y me encontré un día en la papelería.

Si tuviera plata haría una fiesta cada vez que se va… (aunque para ser sincera supongo que a la hora de la hora… cuando deje de venir, me va a hacer falta)

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