27 de febrero de 2008

Reflexiones varias

Tu no sabes lo que es eso… ver como matan a tu familia frente a ti, mientras estás amarrada, eso es algo que no se olvida, que no se perdona; me lo dice mi novia al teléfono mientras conmovida me relata que ha visto en la tele que devolvieron unos secuestrados.

Yo hago cuentas y son más de 700 en todo el país, 7 a estas alturas es el 1 por ciento. Se están pudriendo en la selva y llena la tele de testimonios familiares y muestras de solidaridad, hablan de cuantos políticos hacen falta por recobrar la libertad, no mencionan soldados, no mencionan policías.

¿Qué de los rapados que acampaban en la ladera de frente a monte redondo; cuando devuelven al hijo de Mercedes, al de Carmen, al marido de Rubiela? Van más de 10 años desde las prácticas en Chingaza, viendo soldados entre frailejones donde debía haber osos…

El relato de una violencia que solo he visto por televisión hoy me suena en su llamada, en su voz de angustia, de dolor, de obscenidades y plomos imaginarios; por eso es tan para, le digo con mi voz más dulce y sigo siendo yo con mi nombre comunista a honra sobre los actos.

Nadie íntimo, nadie familia, cuantas veces imaginado el sendero de botas y los de las armas puyando… menos mal, me persigno sin ser católica; como soy de locha, ya sería carne de gusano; hijos muertos y desaparecidos en las filas de los del mazo y la hoz, años 70, peace and love; sangres que se han ido esparciendo por los campos de todos los bandos, de todas las historias, de todos los departamentos, de todos los estratos.

Mi tía la mayor contaba de mulas que llevaban mutilados, cuantos que no vemos tapados en fila en lugares remotos y recónditos; ahora con carimagua se me viene a la cabeza la casa construida ladrillo a ladrillo hoy burdel, quien creyera que era un ashram, donde en las tardes a las 5, a la luz de una linterna metálica de tigresito en la cacha, nos contaba el de barba las historias del oriente místico, layla y magnu enamorados por siempre.

El circulante circula y se llenan de tintas salvas las manos que lo reciben y lo acopian, el tiempo pasará y los corazones se habrán curado de tantos dolores sentidos e imaginados parece la moraleja del cuento.

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