5 de julio de 2008

Volver al colegio

Sábado 2:42 am, en el edificio de en frente hay una tremenda rumba; pero no me importa, acabo de llegar a casa y me acomodo frente a Petronila, no hemos estado ella y yo en todo el día, y la extrañaba.

Mientras HTV me muestra videos de Alejandra Guzman, quiero contar el cuento de las niñas del colegio… pero me pasan por la cabeza cientos de imágenes, y no se cuales dejar plasmadas en letras; las de las compañeras en los pupitres del Cardenal Pacelli o las de hoy, sentadas en la sala de la casa de la niña del frenillo.

Soy la más gorda del curso, dramático, pero cierto; hay muchas con hijos, casadas y separadas, muchas que se ven iguales y otras que se ven levemente distintas. Soy yo la única lesbiana declarada, que por cierto, no las tomó desprevenidas a la hora de decir quién ha sido desde que ellas se graduaron.

Fue bonito ver a las niñas del colegio, sus caras, sus gestos, sus modos de afrontar la vida y de estar juntas, fue bonito seguir queriendo a cada una por ser ella en la historia de mi vida a través del tiempo, fue bonito conocer a las que se graduaron con ellas y yo no conocía, fue bonita esta noche del recuerdo.

Las fotos regias, la lasaña campeona y el detalle de la vegetariana bombi; fue bonito pensar que me gusta cada día de mi vida hasta hoy; haberme ido interna a Kirpalamar, haber estudiado Comunicación, haber estado en Europa un año, haber trabajado en Putumayo, seguir con mi propia empresa; haber viajado tanto y a tan diversos lugares, ser vegetariana y ser Lesbiana Activista.

Claro, el encuentro tuvo sus bemoles, como el tremendo paseo a la colina campestre, pero valió la pena, ver a mis compañeras del colegio y por un viernes en la noche volver a la 170 a comer pastel gloria y cocacola con submarino en el patio del colegio en un viaje de reencuentro.

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