25 de mayo de 2008

Temblores, sustitos y llaves perdidas

De un tiempo para acá me cuesta un trabajo enorme entrarme a bañar, pereceo de un lado para otro en la casa, poniendo las pequeñas cosas en orden y finalmente, en un punto que no se exactamente cual es, pongo la toalla en la percha, dejó la ropa lista en algún lado y me quito lo que tenga puesto mientras hago chichí antes de meterme a la ducha.

En esas estaba cuando el osito empezó a hacer sus pequeños ruiditos, algo que me pareció raro cuando pensé que no se encuentra colgado cerca de ninguna corriente de aire; me tardé un par de segundos en comprender que estaba temblando, así que en medio del movimiento terráqueo estaba yo empelota y haciendo chichí en el baño de mi casa.

Me pare bajo el marco de la puerta tan pronto como pude, y en ese cuando mi compañerito salía de su cueva y me preguntaba si sentía el sismo.

Pensé entonces que era prudente volverme a poner la pantaloneta y buscarme alguna camiseta o saquito que me tapara las puchecas para conversar con el cara a cara, en ese punto, ya no había luz en casa y se había detenido el mundo por un momento.

Nos encontramos en el pasillo muy confiados en la estructura del edificio, que se bamboleaba de nuevo de un lado para otro… la réplica?.

Al rato estábamos buscando pilas para el transistor de mi padre (objeto que amo) para enterarnos vía radio de los 5.5 en la escala de richter y el epicentro llanero (yo le puse 6 a ojo de mala cubera).

Mirando la vida a través de la ventana luego del episodio a mi solo se me pasaban por la cabeza, las personas que quedan en la nada por fenómenos naturales impredecibles, que susto, pero bueno, la vida sigue.


Tengo que comentarlo, el tema de las llaves refundidas en casa me preocupa, justo los días en que voy tarde a algún lado, se me refunden las llaves… ayer me pasé 20 minutos buscándolas de arriba para abajo, no en los pantalones, no en la chaqueta, no sobre las mesitas de noche ni en el dintel de la ventana, ni en el baño. Estaban sobre la caja de los cubiertos y las descubrí de chepa entre cucharas y tenedores cuando repasaba de nuevo los pasos que había dado al entrar en casa la última vez.

2 comentarios:

Andreinha dijo...

existen los duendes? yo a veces me lo pregunto seriamente, pues resulta insólito el lugar donde encuentro mis objetos perdidos!; o será que ese fumar desaforado de aquel vicio nos tiene ya en la horrenda sin saber en donde estamos paradas? jum , ni idea para mi sigue siendo una incógnita!

Ilichtna Manga dijo...

mujeres de neurons lentas... jijiji

La sandía y los aguacates

Hace años, cuando fui a visitar a mi hermana a Gotemburgo, me admiré de ver cuantas frutas y verduras eran importadas, en ese tiempo años 80...