7 de octubre de 2011


Post de viaje 1

Frente a mi un ventanal enorme con un primer plano de avión de United siendo preparado para salir de viaje, aunque mi madre me ha dicho que con mi pass tengo derecho a usar los servicios del salón élite yo he preferido sentarme aquí, entre la gente, me he comido muy juiciosa los sanduchitos que muy amablemente se ha levantado a prepararme, sabiendo de mi espera de 5 horas en este aeropuerto y de la decisión de la aerolínea de no ofrecer comidas especiales para recorridos cortos.

He disfrutado de un te y me he comprado una tarjeta de llamadas carísima que sin  embargo no me ha dado acceso a mis amores… uff hablando de amores, mejor me dedico a lo que vine y me olvido por un rato del espinoso tema del amor, haber estado con a me ha movido el piso, conversando de todo aquello que se había quedado sin decir, llorando lo que hacía falta, riendo y sintiéndonos tan… y l con nuestra cotidianidad me mantiene la cabeza a millones por hora con su negativa de perdonarme y volver conmigo, sus ideas de buscar casa en el pueblito de mis sueños, sus tristezas que son las mismas mías, nuestro tiempo de tanto tiempo...

Ahora somos 4 gatos en el mismo balcón, el cielo está especialmente gris y todo parece indicar que en el futuro las cosas tienden a mantener una estabilidad razonable y levemente feliz.

Hace un rato estuve a punto de quitarme el chalequito de lo sudorosa que se me puso la frente, pero es algo que suele sucederme, que me camine los aeropuertos de p a pa y luego  termine sudorosa sentada en las sillas mas alejadas del terminal.

Hay gente para todo, dicen por ahí y en este vuelo me he encontrado con los que hacían falta para completar el simran, que locura, cuando me esperaba una de esas viajadas solitarias que suelo tener, dos se quedan, a los otros dos me los encuentro en el próximo vuelo, por ahora, dejo que mis minutos se vuelen por si solos.

Escucho mensajes confusos del altavoz y me pregunto porque no me compré un relojito y unas gafas de sol, ya han prendido las luces el avión del frente pero aún le están llenando la barriga, hablando de barriga, me pregunto que haré con la bandeja que me envió mi madre, con tanto amor y tan poco tino para empacarla.

He  vuelto a empezar la lectura del anurat sagar, sabe Dios cuantas veces la he abordado sin éxito, pero dicen que la última la saca del pozo, así que sigo intentando, la vida parece feliz desde este pequeño lugar de la tierra, y yo me siento menos iluminada de lo que nunca he estado.


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down town abbey en tarde lluviosa de sábado

Hace raaato no me daba una tarde de sábado como la de hoy, con ginger y papitas de paquete, me he vuelto más juiciosa para comer, sobre todo...