11 de enero de 2013

volviendo a casa

he venido a visitar a mi amiga s; por su ventana entra el sol con un fuerte recuerdo de la playa y el mar que viví todos estos días en córdoba, tierra de chu, con ese bailar entre ondas de agua cristalina, con ese color de vida, con el sabor de las costeñitas, del suero, del queso, de los patacones y las yuquitas,  de lo rico sentir semejante descanso, el gusto de viajar a broqueles y a viento solar, es algo que no tiene precio, lo lindo que fue en tantos aspectos, lo espiritualmente conomovedor, pasó el fin del año y el inicio de éste me cogió en pelota en el mar a media noche, con una nena hermosa, su prima igualita a cf y la mamá de ésta arquitecta y tan bonita persona,  hasta ayer volví, después de 24 horas conduciendo por Colombia, que es tan linda.

El estar en lugares tan diversos y aprender y conocer y sonreír a cada milimetro de aire entrado en mis pulmones.

volví con la idea de comprar tierra en broqueles, un lugar donde Dios está y se siente, fue precioso el viaje y precioso lo que de el me queda en la cabeza y en el cuerpo, lleno de ronchas, de lo que se alimentaron los animalítos que gracias a mi sangre y sin ruido (algo que les agradezco, porque detesto los zancudos por su zumbido)  , después de 27 horas de manejar continuo, un halago a mis habilidades como conductora, pero también un gusto tan lleno de gracia y de camino, me encanta, simplemente, me encanta conducir.



hoy ya han pasado varios días desde que volví, ahora estoy en casa, un viernes, escuchando un documental sobre la muerte de luis carlos galán, leyendo post de otros blogs, poniéndome al día como ha de ser ahora que empezó el año en que cumplo 40.





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