14 de noviembre de 2006

Se me abrieron los bolsillos

Esto de andar en la quiebra tiene su drama, no es que me queje siempre he pensado que el dinero no lo es todo en la vida, pero la adultez viene con un poco de gastos que a veces abruman.

Recuerdo cuando firme la independencia… que gracia, corría el mes de octubre de 2000 y acababa de regresar de la India, donde había tomado la determinación de irme de casa.

La vida con mi madre había dejado de ser un lecho de rosas y parecía más bien un lecho de espinas, así que con el pequeño trabajo de contratista en la acción comunal hice mis cuentas y me salí de casa.

Llegué al apartamento de las torres un sábado 31 de octubre, con mi camita sencilla, una biblioteca de armar comprada en carrefour, el tapete herencia del tio mayor con el que peleaba desde niña y el sofá de bambú donde ahora duerme sat.

No tenía nevera, no tenía lavadora, ni muchos enseres, aunque siendo franca, mi madre me regaló muchas cosas con tal de que empezara a vivir mi vida lejos del nido.

El desprendimiento no fue tan cierto, pues al pagar administración, luz, teléfono y empleada, tenía que ir a comer en su casa porque no me alcanzaba el presupuesto para el mercado y cuando iba, llevaba mi morral de la ropa sucia, para que el hotel mamá se encargara de mantenerme aseada.

Viví sola en un apartamento prácticamente vacío hasta febrero, cuando llegó mi compañerito costeño y me alivió la carga (en buen tiempo, porque ya no tenía contrato).

He tenido mis periodos de prosperidad en que pago cuentas y me alcanza para otros temas, pero en estos días, aunque lo pago todo, me quedo en rines a cada rato.

Pero bueno, la vida siempre es buena, como hoy, que me tomé un café con una amiga y me dio 20.000 sin que yo le dijera nada (tenía yo 2.250 en moneditas salidas del puerco), me dijo que no se los regresara y que cuando pudiera hacerlo, le diera a alguien que los necesitara los 20 que ella me había dado hoy a ver si empezábamos una cadena de buenas voluntades.

Sonrío, como dice el parce, cuando Dios cierra una puerta, deja abierta una ventana.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy, por ese café y por que empezó un aidea maravillosa tengo un motivo para sonreir...:P

Anónimo dijo...

Va a ser una cadena larga y amorosa, vas a ver... y lo mejor, no hay que replicar el mensaje a 10 contactos, porque no hay desgracias amenazantes.

Solo buenas voluntades.

Anónimo dijo...

Es que las bendiciones se multiplican cuando son compartidas! La generosidad es contagiosa, como la felicidad.

Me encantó tu historia, la disfruté mucho, desde las palabras y desde el corazón.

Un abrazo Ilich

Anónimo dijo...

oye... que bueno que te haya gustado, hoy he tenido una sonrisita maricona todo el día gracias a esto... es definitivo, hasta en la mala, la vida es happy re happy.... :)

down town abbey en tarde lluviosa de sábado

Hace raaato no me daba una tarde de sábado como la de hoy, con ginger y papitas de paquete, me he vuelto más juiciosa para comer, sobre todo...