20 de enero de 2008

La respuesta a Natalia

Si quiere entender correctamente este post, lea los comentarios al post inmeditamente anterior.

Querida Natalia: ¿Que puedo decirte yo?; He padecido en carne propia el alivio y el dolor de los amores platónicos, esos que lo son todo y sin embargo no son nada.

Cuando niña, luego de volver del colegio y almorzar viendo plaza sésamo, mi abuelita, sagradamente me acostaba en una cama del rincón a dormir la siesta; Yo no siempre tenía sueño, pero como no podía salir de la habitación, me entretenía escuchando a la doctora corazón de una emisora radial.

Así me siento en éste momento, me encantaría poder juntar en lo que te digo toda la sapiencia de las mujeres que me han rodeado, porque verdaderamente tu amor aunque puro, está dibujando la luna en un lago en el que con solo arrimar un viento pierdes cualquier reflejo.

Yo te diría que te alejes, con la certeza que tengo de que yo misma probablemente no lo haría, pero es que no se que sientes, no se como su roce o tu mirada sobre su hombro hayan provocado en ambas las cosas, pero por lo que dices en tu carta la cosa es mas bien difusa y es posible, dios no quiera, que ella ni se haya enterado de ese amor tuyo.

Espero que las cosas te salgan bien, que decidas lo que decidas lo hagas escuchando lo más profundo de tu corazón y que la vida fluya como un manantial de finca.

Se buena

Ilichtna

PS: Gracias por leer y a las otras del “combo” a ver si se acomiden a aconsejar a Natalia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Doctora corazón, gracias por prestarme a atención y tormarse un tiempo para responder.
Quizas tengas razón y lo mejor sea alejarme.
Abrazos

La sandía y los aguacates

Hace años, cuando fui a visitar a mi hermana a Gotemburgo, me admiré de ver cuantas frutas y verduras eran importadas, en ese tiempo años 80...