6 de julio de 2011

divago

un dia, mientras cuidaba a Miranda en Hoatly Hill fui a casa de mi amiga la chilena, ella se ausentó un rato y yo, que me quedé allí, con una bebé dormida en brazos empecé a leer tristán e isolda, una historia que cuenta el amor inoportuno, pues tristan debía llevar a isolda a su matrimonio con un rey y en el camino se enamoraron, siendo un caballero esto suponía todo un cuento.

no pude leer mucho de la historia y tontamente no le pedí a ella prestado el libro, en fin, a decir verdad desapareció de mi vida mucho tiempo, hasta que en ésta semana me encontré una parte de la historia, que no alcancé a leer ese dia y que me recordó otra historia recurrente en mi recuerdo, la lei en el libro del león rojo, que dejé a medio camino en la mesita de noche de laural.

en un momento tristan e isolda se quedan dormidos juntos mientras escapan, sin hacer nada y como prueba de ello tristán deja entre los dos cuerpos vestidos, su espada; el rey los encuentra dormidos y entendiendo lo que les sucede, no les asesina, en lugar de ello intercambia las espadas, para mostrarles que ha estado allí.

eso me recordo la historia de mi infancia a cerca del raha que encuentra a su amada mujer con otro en la cama, desnudos y les cubre con su manto... claro, yo siempre me he preguntado después de eso, que pasó.

no se a donde quiero llegar con esto o por que he decidido publicarlo en este medio, es decir, no se que siento, no se que pasará mañana, no se nada, como el filósofo.

divago

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