20 de julio de 2011

independencia grita...

y mi corazón sin curar se aferra a los pequeños momentos, como un trozo de papel en brasas, baja hacía el techo de paja y se me queda pegado en la cara el recuerdo... que será de él, digo, después de verlo salir del concierto de soda en la plaza hace tantos años, que será de ellos y ellas ahora que escribo medio acostada en la cama.
gente que va y viene, tiempos que van cambiando, amigxs, hermanxs, primxs, amores, como el boyacense de las armas y el cubo, las mujeres que han sido, la que era y hoy no es y se me escurre la lágrima.
cuanto quiero, cuanto me quieren, como, de que manera, de que espesor se recubre la lámina del corazón para no perforarse, en que lágrima cae el último suspiro, el de hace un rato, sospecho que imaginar es lo peor, cuando en la garganta se atora el ardorcito que baja al pecho... la agonía y la confusión de sentimientos, el desprendimiento, el no tenerla clara y sin embargo, tenerla.
la verdad ha vuelto con su esplendor, a veces tan macabro... porque no aprendo? como es posible que le de en la cola otra vez con el muro... ya va siendo hora de que dejes de ser tan gueva me dijo la de los ojitos cuando leyó el pin, ya va siendo hora de que despierte me digo viendo el techo del carro, ten cuidado con lo que deseas, porque se termina cumpliendo.
pero sigue por donde vas que se siente buen camino. me persigno, cristiana, repito las palabras mirando al abuelito de barba, mi amado maestro, a la abuelita medio torcida en la pared del frente (hora de voltear el cuarto), anoche que no dormí y hoy que me entra el sueñito... mañana será otro día y lo bueno de saberlo, es que al final como el rey del cuento... nos vamos a la tumba, con las manos vacías.

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