7 de noviembre de 2007

Querer de lejos

Creo que soy la reina del concepto, querer de lejos, desde niña, cuando me enamoraba perdidamente de mis mejores amigas, las veía con sus novios y me convertía en confidente de sus alegrías y tristezas, jamás decía nada, de hecho yo misma no tenía claro lo que sentía, porque enamorarse de otra mujer, estaba muy mal visto y ya era bastante jarto que me dijeran marimacho, como para añadirle el calificativo de lesbiana o el más coloquial de arepera.

Ah, si la educación entonces hubiese sido lo que espero de ella conseguida a través de políticas públicas y concientizada en el imaginario colectivo, no habría habido discriminación por orientación sexual y fijo me hubiera lanzado a decirles que me gustaban y quien quita alguna de ellas hubiera gustado de mi.

Pasado el tiempo al fin llegó el día feliz en que me dije lesbiana y después de un par de intentos cibernéticos, con llanto incluido (se me retuerce el corazón a veces de pensar en ellas) me enfrasqué en la relación que he llevado durante los últimos años con una mujer mayor que yo, a la que no le gusta que hable de ella en éste medio, pero a fuerza, siempre termino haciéndolo, lo siento ;(.

El último año largo lo hemos vivido en un amor de lejos que a veces resulta complicado y otros días, como hoy… enamora y da más ganas de esperar sueños y arrunches y puchecoserias.

El valor sentimental de las llamadas y de los encuentros de Gtalk y msn se aumenta a la n potencia cuando tu pareja vive en otro lado, ver su muñequito verde haciendo carantoñas entraña una felicidad que embeleza y solo es posible disiparla con un chuuuuuu gigantezco y acompañado de signos de admiración y una sonrisita que pica el ojo ;)

La manera de extrañar su presencia en los espacios juntas es también un modo de quererla más aunque esté lejos, sus zapatos olvidados y que uso con frecuencia, el aroma del perfume que me trajo en su última visita, la foto que reposa en el escritorio como recordatorio de que por allí está, en algún lado y me quiere.

Yo se que la gente cambia, yo misma he cambiado un montón en los miles de recovecos que llamo vida por no alargarme en epítetos; pero creo que el tema de querer a alguien a quien no vez todo el tiempo, con quien no estás físicamente, es un asunto de profundidad y de esperanza que siempre vale la pena intentar, porque habla de un amor más fuerte que el meramente carnal.

Si no viene, iré a visitarla… puede ser para febrero, si no sucede como está previsto, pues he notado últimamente que mi vida tiene sus propios planes… ya vendrán otros post que lo cuenten… por lo pronto, a comer frijolitos, que hoy vino a casa, la dicha del hogar.

Chuuuuuuu… te extraño.

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