12 de agosto de 2007

No hay quinto malo

Marcela, acabando con el silencio le ofrece algo de beber y se para como un resorte a buscarlo. Clara sin saber bien que hacer, sentada en la sala, sola, se para al rato y va detrás de ella, la encuentra frente a la nevera y se acerca por detrás, - quería hielo...

Clara se mira de nuevo en el espejo, ya se ha hecho tarde, son más de las 2, cierra la llave del lavamanos y vuelve a la mesa, Marcela no llega.

Busca el cruce y un lugar para estacionar, lo encuentra en un segundo, siente que es una premonición, hoy todo saldrá bien... entonces cierra la nevera en el mismo instante en que cierra el Clío.

Lo asegura y empieza a caminar lentamente, va para el patíbulo, es la muerte lo que está buscando, Daniel, Daniel, Daniel, perdóname.

…Te lo cuento, le dice, y empieza su historia de amor inconclusa con el tipo de otra ciudad que no es la suya, la interrumpe, ella tampoco es de la ciudad, aunque vive ahora. Clara sonríe, ella ni es, ni vive, sólo ha venido de repente, con sus padres a la casa de recreo, es una ciudad feliz y caliente, donde todo pasa como en eterno verano. Por eso se ha quedado, pero volverá a irse, como aquel día...

Continua, a veces llora, Clara escucha, espera y siente su olor penetrar en la nariz, la abraza, no quiere seguir escuchando, ella se detiene, la abraza, busca sus labios, la besa, ella se deja besar por un momento y luego se retira, ahora esta confundida, no quiere estar confundida, es horrible...

Nunca te había visto, no te conozco, dice ella como desde otra galaxia; - Si me conoces, desde siempre, responde Clara, me conoces desde que existes.

No, no es cierto, piensa Marcela, el amor es otro mundo, es lo que ya no existe, lo que hace sufrir, termina de pensar y regresa a la tierra, ahora mira confundida. Vamos a casa, te acompaño, dice Clara por terminar, vamos a casa y olvidémoslo todo, dice ella por decir...

- ¿Te vuelvo a ver?- Dice Clara con esperanza.
- Mañana me voy- dice Marcela mientras entra, - no quiero seguir sintiendo lo que no puedo, amo a Daniel eso es más fuerte que tu aparición de Juglar en feria de castillo, además, ya es tarde para darnos un comienzo.

Y nada más cerrar la puerta viene la imagen, las palabras de entonces... frente a la nevera, le entrega el vaso, agua helada, con mucho hielo, le sonríe, la mira y se lleva el vaso a la boca, saborea las gotas de sudor en el vaso, ella la mira, bebe un poco de su vaso se limpia con los dedos la boca y la mira, han pasado tantas cosas...

Ahora ya no hay más que decir, se han dejado para siempre, ¿pero lo han dejado? ahora, mientras camina por una calle que ni conoce piensa en Marcela más intensamente que en los años de ausencia...

Al entrar a la alcoba y escuchar el mensaje de Daniel en la máquina ve a su hermana menor, entrar a la cocina, fue hace tanto tiempo, pero la imagen persiste, las mira y se pregunta que sucede. Tienen 15, 16 años en esa foto mental, la ve pararse y jugar un poco con la niña, se ve casi exacta, un poco más gorda, pero igual, ríe, no es cierto, no la ama; lo cierto es Daniel; trata de fijar su imagen en la cabeza, no puede, no está allí, Daniel a desaparecido, con solo una tarde, ya no recuerda ni su cara, ¿Quién es Daniel?

Ha pasado mucho tiempo, mientras se va preparando un café automáticamente, además Daniel ha estado ahí siempre, no ha sido la pasión, pero ha aprendido a amarlo, como se aprende a montar bicicleta, ya no olvida sus costumbres, ya no lo olvida, aunque ahora no recuerde su cara...

Mientras cruza la calle pasa una moto, inevitablemente se va con ella... Subida en la moto a su espalda, recordaba claramente como le había pasado un casco, como Marcela le había pedido que fueran despacio, y ella le había dicho que tenían que sentir el viento; que se cogiera más fuerte.

Están en las nubes, recuerda la sensación de estar en las nubes, van por todos lados sin sentido, de repente se detienen, el semáforo en rojo, y la pregunta,
- ¿Para donde vamos?
- Cruza por esta, le había dicho ella.
Pero estaba cerrado, el almacén de repuestos estaba cerrado.
- En dos horas abren- dice Clara,
- Volvamos mas tarde- dice Marcela,
- ¿No estas ocupada?-
- Sólo contigo, dice ella.

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