13 de agosto de 2007

seis

El reloj de un campanario da las doce, y Clara automáticamente mira el de su pulsera. Son las doce, y que dicen las doce frente a un almacén de repuestos cerrado...
- ¿Quieres comer?
- Si... pero no ahora, ¿paseamos?,
- bueno, vamos, dice mientras la mira...

Ahora son sus ojos quienes sonríen, se suben en la moto, van al puerto, se detienen al rato, en la punta de un mirador y se bajan de la moto, afuera los cascos, ella mira desde la baranda, Clara la abraza por detrás, quiere olerla.

Ella se aleja, se sube a la moto, Clara la mira, recostada contra la baranda, juega a que la conduce. Clara la mira, piensa en nada y se pierde en ella, vuelve en seguida, camina hacia la moto y le dice te enseño, mientras la abraza... ahora se abraza sola, lleva muchas horas caminando sola en un recuerdo.

Se monta a la moto detrás de ella, -haz esto, y esto, y esto otro- le dice, mientras Marcela obediente le escucha, deja de hablar, empieza a oler en su cuello, ella la deja, la abraza, sostiene con fuerza el manubrio mientras Clara toca su cuerpo y ella lo permite, empiezan a caer gotas de lluvia, Clara la huele, no quiere parar, ahora llueve en serio.

- ¿A dónde vamos? Le dice al fin.
- Mi amiga vive cerca, vamos allá mientras llueve, luego los repuestos de tu padre.

Si eso, eso mejor, piensa, mientras la lluvia termina de mojar su chaqueta.

Ya no importa el café, ya no importa Daniel, está en su habitación, mira el techo que no dice nada, se aburre, se deprime, y Daniel llama, pero no lo escucha, ella está en casa de su amiga, a muchos kilómetros de ahí, a muchos días de la maquina que suena... la amiga está arriba, les deja seguir, están empapadas.

- ¿Dónde estaban?
- Paseando.
- Pongan a secar esa ropa, aquí hay toallas.

Se secan mientras la ropa sigue en sus cuerpos, - me tengo que ir, quedan en su casa, dice la amiga, y sonríe, la ven irse, no dicen nada, sólo se miran, ni siquiera sonríen.

Marcela se seca el pelo y se quita la chaqueta, se sienta en el sofá; se quita los zapatos y va a la cocina, le pregunta si quiere algo, Clara piensa, no responde. ¿un té? dice Marcela, un te, dice al fin, se quita las botas y las medias, ahora esta descalza, recorre la casa, es grande, bien decorada, hay tina. Se para en la terraza, aún llueve, Marcela viene, la abraza por detrás, le entrega el té.

Ella lo deja en la baranda y la abraza, la olisquea, como un perro, Marcela cierra los ojos, empiezan a tocar, este botón incomoda, este también, y van quitando cosas, el saco de ella que tanto pesa, la camisa empapada, la blusa rosada, el sostén absurdo, ya están en la sala... al sofá y el resto de la falda afuera, la cremallera del pantalón que tanto suena... y ella mirando el techo, se sumerge en sus almohadas ¿ que pasó con Daniel?

Se levanta de un salto, va al baño, necesita orinar, pero ahí también cierra los ojos y sigue besándola toda, mientras juguetea con un pezón, besa el otro, lo chupa, lo muerde, siente, la asfixia el recuerdo, mientras Clara sigue tocando, ahora chupa ella sus pezones, les gusta, toca su cabello, la empuja con fuerza, caen al piso, se ríen, besan más, más... se lava la cara, eso no puede continuar, se va a enloquecer; Daniel, Daniel la va a volver a traer al mundo.

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down town abbey en tarde lluviosa de sábado

Hace raaato no me daba una tarde de sábado como la de hoy, con ginger y papitas de paquete, me he vuelto más juiciosa para comer, sobre todo...