21 de agosto de 2007

Volver del campo

A mi se me llena la jeta cada vez que digo que vengo de la finca, aunque es paradójico que la misma sea un pedacito diminuto de tierra en un pueblo muy pequeño de Boyacá.

En todo caso me encanta ese paseo, ir a Laural y bajar las maletas del carro, teniendo el cuidado de no pisar la mierda de la vaca de los vecinos, unos viejitos muy simpáticos que nos colaboran en todo y en la mañana nos llevan una jicarita de leche fresca en contraprestación por el pasto que se come la vaca.

Descargar y ver que contra todo presagio citadino, la hamaca sigue en su puesto y todo está en orden por los lados del lavadero; que el maíz de los vecinos ha crecido un montón y peligrosamente cerca del lindero imaginario que ellos sobrepasan y nosotras nos ofendemos que sobrepasen.

Me gusta que el ciruelo está cargado y que la curaba está toda florecida y prometa cosecha grande y tupida, me encanta el romero recién sembrado y las rosas de mi mamá.

Es un horror, sin embargo que las estacas de la cerca sigan tiradas en la entrada porque no les ha dado tiempo a los 6 jornaleros de pasar a convertir la cerca de virtual a real para quitarme el complejo de un metro más o un metro menos para allá o para acá.

Mi cuarto, justo al lado de la chimenea estaba divino, mi mamá decidió voltearle la cama y eso lo hace más acogedor, con el sofá que antes era de sat a modo de armario (no tengo closet todavía).

Dicen que las fincas son un hijo bobo, pero ¡ah! si nos tiene contentas, con esa gente tan amable que siempre algo brinda y que todo el tiempo cuenta cosas interesantes…

He vuelto a casa con dos paquetes de papas de distintas, queso campesino (del que deja apestosa la maleta), tomates libres de fumigantes, manzanas de las que tendremos de injerto dentro de tres años, naranjas y plátanos maduros de la finca de alguien más y un par de ciruelas amarillas de mi futura socia en un negocio de ovejas.

Me he encontrado con la piernipeluda menos pulgosa gracias al compa que la bañó y ya he llamado al señor abogado a ver si salimos del pleito y el nombre en la escritura empieza por I.

Como ven a mi me encanta la finca, viviré en ella cuando los años hayan dejado de ser mozos y disfrutaré de su cerca, de sus árboles frutales y de los frijolitos o cualquier otro sembrado que haya, por que si, es una maravilla ir al campo, y volver de el.

3 comentarios:

Andrea dijo...

... se te llena la jeta de razón?
Jejeje, sale mis saludos a la piernipeluda! Ojalá cuando vuelva a tu casa ya estpe comiendo de su antigua comida.

Ilichtna Manga dijo...

ojalá... por que sino le toca rezar por su alma, porque el cuerpo ya lo tiene picho....jijiji

Andrea dijo...

Fo!

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