9 de agosto de 2009

Un fin de semana entre mujeres

Me dijo mi madre por la carretera de San Miguel, que las amigas son como la sangre, que llega a la herida sin que nadie la llame… y esa es la clase de amigas que me gustaría tener, amigas que incluso sin que les diga nada se den cuenta de lo importante, y estén allí…
El remate de la fiesta minada fue Fox en mi casa diciendo que no iba conmigo a Kirpalamar… razón por la cual me fui sola, conversando con mi madre, por la carretera a San Miguel, conversamos como siempre de los temas varios que a veces nos forman y nos dan aliento; hablamos de la fiesta, de los amores y la amistades, de los miedos, de lo que es el lugar que visitábamos para nosotras.
Llegamos tardecito pero allá estuvimos, aunque las flores no tapizaban el suelo de purpura, por lo que fue distinto recorrer la finca con su nuevo aspecto, la primaria ya no es la misma, hay que revivirla, pienso, y sin embargo está viva; lo demás está al peluche, grabar lo dicho por los rectores que asistieron fue interesante y lo hubiera sido más que fueran todos y contaran todos lo que era para ellos el cole.
Hasta bueno que fox no fuera, porque terminamos quedándonos y hablando entre mujeres que conozco y quiero de toda la vida, mi compa de curso, la dueña de la finca, mi madre y yo arrunchada en su regazo en la banca de la odontología … fue una tarde entretenida la del viernes 7 de agosto.
El sábado salí corriendo para la vega, a un taller que hasta hoy me entero, no tenía porque haber ido, pero era una reunión de fortalecimiento del consejo consultivo de mujeres de Bogotá, interesante escenario e interesantes mujeres.
Regresé hoy, domingo a verme con mi amigota que se trasteaba, terminamos cenando juntas con la mujer con la que va a vivir ahora y conversando de la vida, divertido remate, llego a casa, con la certeza de que en la vida, siempre pasa lo que toca, como decía el beloved master, no toca un pájaro mi ventana si no es porque tiene algo que ver conmigo.

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