8 de diciembre de 2007

Sábado de mañana

Hace 6 años amanecía por primera vez con chu, ayer fue un día de remembranzas por eso, recuerdo claramente cuando la recogí en su casa y vinimos a la mía a tomarnos unos tragos, luego un roce de pierna nos llevó a los besos y a los amores… fue divertida esa noche y luego pasar el sábado de feria, íbamos de la mano por todos lados, un amor que parecía de toda la vida. De allí en adelante… todo ha sido.

Anoche hablamos en medio de mi escalofrío (el tratamiento materno a sido severo en contra de la bola en la teta); nos mandamos miles de besos y pensé en lo que hemos vivido en éste tiempo de ausencias prolongadas y de otros muchos detalles que forman la vida que llevamos juntas.

Hoy me voy para Turmequé a visitar al monstruo que según me dijeron anda muy apersonada de cuidar el terruño y ladra y ladra para anunciar visitas, lo cual me encanta de mi monstruo piernipeluuuudo. Me voy con mi madre y con mi hermana en un paseito que ya se está haciendo costumbre.

Me gustan las costumbres, me gusta hablar con el señor de los árboles frutales y concertar la plateada, abonada y puesta de la cerca del terreno que por un problema de escrituras no pude comprar esta semana.

Me gusta que amanezca temprano y me recoja en la tarde frente a la chimenea, cantando y haciendo visita con mi madre, laural es un lugar muy bello, una casita campesina de 3 cuartos enclavada en una colina cercana al pueblo del tejo, desde donde veo las montañas boyacenses con sus retazos de verdes, azules, cafés, flores de papa y cultivos de maíz.

Viene mi madre en camino y ya planeamos parar a hacer compras varias en el homcenter, habla mi hermana del paseo a Arbeláez para el fin de año y pienso yo que la vida es una cosa simple que sucede de a pocos, como nacer o morirse, sin pensar que hay razones... ¿mejor así no?

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La sandía y los aguacates

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